El Rompido
Las dunas, los pinares y las larguísimas playas donde se pierde la mirada forman sin lugar a dudas uno de los paisajes más encantadores de la Costa de la Luz. El litoral de Cartaya ofrece vegetación virgen en un paraje incomparable de tranquilidad en contacto con la naturaleza más pura.
Distancias calculadas desde Hotel Fuerte El Rompido
En el levante del Paraje Natural de Marismas del Río Piedras y Flecha de El Rompido, se encuentra la playa de El Rompido junto al estuario del Río Piedras y flanqueada por un hermoso y característico puerto pesquero.
La conocida como Flecha de El Rompido es una singular formación arenosa que se abre al océano Atlántico desde una playa virgen a la que es posible acceder gracias a los servicios de paso en barca que se sitúan en las playas del río.
Bañada por el Atlántico se encuentra la playa de Nueva Umbría donde empieza la Flecha de El Rompido junto al puerto del Terrón. Su aspecto virgen y salvaje evoca tranquilidad en medio del paraje natural de La Flecha, lengua de arena que se extiende entre el océano y el río Piedras. La vegetación, constituida principalmente por el pino piñonero además de linarias y enebros costeros de especial protección, cobija interesantes especies animales como el camaleón.
Esta playa, a la que se accede a través de un viaje en barco (a 15 min) o una pasarela que atraviesa un bello ecosistema dunar, cuenta en verano un servicio de hamacas.
La playa Caño de la Culata forma un paisaje inigualable, privilegiado, con dunas y pinares, entre la típica vegetación de ribera y los arenales. Los caños eran los antiguos cauces de arroyos, brazos o afluentes de ríos que se internan entre los sistemas de dunas para desembocar en el mar formando zonas de arenas elevadas.
Este pequeño paraíso de aguas cristalinas quedó deshabitado en el siglo XVI por la incursión de piratas y berberiscos. Más de 500 años después conserva esa tranquilidad al ser una playa poco concurrida de arena fina y grandes dunas. Entre pinares y enebros podemos encontrar un mirador para contemplar las maravillosas vistas y puestas de sol.
Las dunas, los pinares y las larguísimas playas donde se pierde la mirada forman sin lugar a dudas uno de los paisajes más encantadores de la Costa de la Luz. Orgullosos de ostentar una de las densidades urbanas más bajas de España, los parajes casi vírgenes de la Playa del Nuevo Portil permiten reencontrar el placer de estar en contacto con la naturaleza pura.